Y así un día decidimos reunirnos, vernos, como antes, que era tan seguido que ni siquiera era necesario quedar, era tan solo seguir, como dejarse llevar. Pero ahora el destino nos hace pedir una cita (eso pasa entre amigos?), y entonces decidimos encontrarnos en Luigi’s, segundo piso, muy a pesar tuyo, pensé que habías dejado de fumar, pero bueno, no había alternativa, ya estabas esperándome vestido con camisa marrón claro (acaso no sentías frío?, la de aquella vez fue una de las noche más invernales que ha habido en los últimos días) y un jean negro, te vi sonriente, me imagino que yo también, sería el gusto del re-volver, nos saludamos, nos abrazamos, y en cada gesto se evidenciaba la distancia recién pasada, los holas cómo estas? iniciaron formalmente nuestra reunión de 2.
Dos cafés, y la conversación entró en ese estado de confianza que nunca se perdió, tan solo estaba rezagada, era necesario vernos para abrir la puerta, no?, nos sentamos y nos vimos, tus ojos se mostraban muy atentos, nos preguntamos varias cosas en pocos instantes y al mismo tiempo, nos reímos por la impaciencia, entonces me dejaste a mí iniciar oficialmente la conversa, y todo lo demás fluyo, y fluyo como antes, tanto tiempo parecían nada, seguíamos como antes, como tantas veces, tantas conversas con un café delante, y nuestros cafés humeantes eran bebidos en cada pausa, y así nosotros sentados en aquella mesa al lado de la ventana, de la cual veíamos de vez en cuando a la gente pasar, pero también como queriendo ver a través de ella los recuerdos de ese pasado cuando casi todo el tiempo éramos 2.
Pasó una hora, y por alguna razón el frío se perdió en algún momento de nuestros recuentos, entonces me preguntaste si tenía que hacer algo más tarde, y te dije que no, llamaste a la señorita y pediste dos cervezas chicas, me miraste y sonriendo dijiste, para celebrar la noche, yo dije sí (me imagino sonriendo también). Tantas cosas dichas, y me parecía increíble y tomé conciencia en ese instante del tiempo transcurrido, no aquella noche que ya había sobrepasado la hora y media, sino el que nos dejamos de vernos, por varios motivos, la señorita llegó con las cervezas y un plato con quesos, para picar, y brindamos, y continuaste hablando, gesticulando, nos bromeábamos, hasta que la conversación giro en una momento hacia otros temas, y será por las cervezas me imagino que nos suelta las lenguas, entonces me preguntaste sobre él, y te conté, te conté todo, mientras me mirabas con atención, y yo seguía contándote, y tú mirándome sin decirme nada, te pregunté con curiosidad y algo de vergüenza, por qué me veías así, me tomaste la mano y me dijiste que me veías feliz (por estar con él), te alegraste de todo lo que me pasaba, hubo un pequeño silencio, y te pregunté y tú?, y también me contaste, entonces entendí tu mirada, (también tomé tu mano), de dije muchas cosas, pensando que alguna podría ser una salida o un alivio, y mi inseguridad en esos casos continúa latente, unos minutos después decidimos salir del café (dos horas y media ya era bastante), mientras veíamos a los mozos guardar las sillas y las mesas, llamaste a la chica para pedirle la cuenta, me dijiste que te morías por fumar un cigarro, regresó la señorita, le pagaste, quise pagar la mitad, pero me dijiste que me invitarías, que la próxima sería yo, y acepté con gusto (el pensar en otra vez, era como retomar lo anterior), y ni bien bajamos las escaleras te pregunté, y qué fue de ese local donde estaba el Estigma, me dijiste que ahora había un restaurante, que de noche es bar-discoteca, pero nada que ver con lo otro, y….
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3 comentarios:
Qué?
regresaste?
qué pasó después?
dónde está él?
La vida da vueltas, eso digo.
Otra vez con esas salidas misteriosas.
Cada vez me sorprendes más!
Ya ami, la hiciste!
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